Castaña. Esto ya sí ha sido un bajón. Sinceramente, cuando acabó el partido de Villarreal tenía, a pesar de la derrota, buenas sensaciones. Ayer definitivamente no. El pericoteam salió a hacer lo que hace siempre y no le salió, y el Getafe salió a hacer lo que hace el Espanyol y sí le salió. Parece un trabalenguas pero no, es el resumen de un partido de fútbol. Concretamente, de una castaña de partido, que diría Clemente. De esas castañas que normalmente finalizan con empate a cero pero que a veces no es así. Pasó en Granada a favor nuestro, pasó ayer a favor del Getafe, y otros días todo sigue su curso normal y acaba como tiene que acabar, es decir como el día del Betis. El año pasado tardamos 15 jornadas en hacer los puntos que llevamos ahora, así que quien se quiera poner nerviosito, que se ponga, y quien quiera pedir cabezas, que las pida, pero, por lo que a mí respecta, suficientemente jodida está la vida como para empezar a cortarme las venas porque el Espanyol va séptimo, la verdad. Hey, pero que quien se las quiera cortar, con toda libertad, por supuesto.
Previsiones previsibles. Como era de prever, la derrota ha sacado de sus cuevas a los que mientras íbamos ganando parece ser que no tenían nada que decir. Y, como era igualmente de prever, también ha alimentado a los que consideran que el partido de Villarreal se tiró. Sin mucha lógica, pienso. Porque si se supone que se tiró el partido porque no jugaron los de ayer, que, objetivamente, hicieron un partido peor que los que jugaron en Villarreal, ¿qué les hace pensar que éstos sí hubieran ganado o plantado más cara? Además, son los mismos que consideran que la mitad de los que jugaron ayer no están para ser titulares en el equipo, así que, ¿en qué quedamos? Y, oye, aunque tot plegat haya sido una cagada de Aguirre, me parece que tiene el mismo derecho que cualquiera a no acertar siempre. Porque, excepto los seres sobrenaturales que siempre tienen razón, los demás la vamos cagando periódicamente. Una manía que tenemos los humanos, qué se le va a hacer.
Molinos y gigantes. Aparte del análisis futbolístico, hay cosas en la vida y en el fútbol que no se pueden explicar y punto. Por ejemplo, que un equipo histórico y normalmente potente como el Athletic lleve 17 años sin ganarnos en casa. O, por ejemplo, que el Getafe nos haya ganado más veces de visitante que nosotros a ellos de locales, y que encima las tres últimas derrotas hayan sido exactamente por el mismo resultado: 0-2. Son cosas que suceden sin ninguna explicación aparente y no hay que darle demasiadas más vueltas. Lo que pasa es que, después de dos derrotas, cualquier molino, ya sabéis, se convierte en gigante, y ahora mismo el partido en Elche me parece mismamente como un encuentro en el Bernabéu o en el Camp Nou. ¿Una exageración? Seguramente, pero ese equipo está lleno de expericos, y ya sabéis también la jodida manía que tienen los expericos en marcarnos goles. El sábado lo vemos.
Leandro Aguirre
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